Excepto las de la imaginación / había perdido todas las batallas. / Un domingo sin fútbol nos contó, / vencido, que tiraba la toalla / y nadie lo creyó
Pero, esta vez, no iba de farol; / al día siguiente se afanó una cuerda / y, en lugar de rezar una oración, / mandó al mundo a la mierda / y de un palo borracho se colgó.
Debía luca y media de alquiler, / dejó en herencia un verso de Neruda, / un tazón con barquitos de papel / flotando en el café / y una guitarra tísica y viuda.
Lo poco que tenía lo invirtió / en un hueso de lujo para el perro / y en pagar al contado la mejor / corona que encontró… / para que hubiera flores en su entierro.
Veinte años atrás lo conocí / en Londres, conspirando contra Franco. / Era el rey del aceite de hachís / y le excitaba más robar un banco / que el mayo de París.
Por Florida lo vi la última vez, / con su traje anacrónico y marchito, / estudiando el menú de un cabaret, / “¡hay comida, mi plato favorito!” / gritó para joder.
Debía luca y media de alquiler, / una lágrima de Líli Marlen / flotando en el café / y una guitarra tísica y viuda.
Lo poco que tenía lo invirtió / en un hueso de lujo para el perro / y en pagar al contado la mejor / corona que encontró…/ para que hubiera flores en su entierro.
Parece que fue ayer cuando se fue / al barrio que hay detrás de las estrellas, / la muerte, que es celosa y es mujer, / se encaprichó con él / y lo llevó a dormir siempre con ella.
1 comentario:
Como no podía ser de otra manera...
Sabina... el mejor!!!
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