Desde el octavo piso / donde he vivido por tres meses / contemplo el parque y el río / la nieve ha caído durante dos noches / y todo está blanco.
Nunca vi nada asombroso en este parque / pero hoy a la madrugada algo me despertó / y me asomé a la ventana: / una cierva y su pequeño hijo vinieron / desde el bosque tranquilamente / y se detuvieron frente a la carretera / Sus cuerpos parecían dos pedazos de fuego / ondulando en la oscuridad
Tomé el teléfono / y marqué un número cualquiera del edificio / Al otro lado oí una voz de mujer / “hay dos ciervos en el parque” / le dije emocionado / “¿Qué? “ / “Dos ciervos”, repetí / y escuché cómo apoyaba el tubo sobre la mesa / Se hizo un silencio / y al cabo de unos segundos / la mujer tomó el tubo otra vez / “Gracias”, dijo y colgó
Volví a la ventana / Los ciervos observaron con curiosidad / los automóviles que pasaban / mientras sus alientos humeaban en el aire helado / y partieron otra vez rumbo al bosque
Con quién me habré encontrado / por algunos segundos / sobre sus cuerpos calientes
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