Los que ampliaron el Canal de Panamá / (y fueron clasificados como “silver roll” y no como “gold roll”) / los que repararon la flota del Pacífico en las bases de California, / los que se pudrieron en las cárceles de Guatemala, / México, Honduras, Nicaragua, / por ladrones, por contrabandistas, por estafadores, por hambrientos, / los siempre sospechosos de todo / (“me permito remitirle al interfecto por esquinero sospechoso / y con el agravante de ser salvadoreño”), / los que llenaron los bares y los burdeles de todos los puertos / y capitales de la zona / (“La Gruta Azul”, “El Calzoncito”, “Happyland”), / los sembradores de maíz en plena selva extranjera, / los reyes de la página roja, / los que nunca sabe nadie de dónde son, / los mejores artesanos del mundo, / los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera, / los que murieron de paludismo, / o de las picadas del escorpión o la barba amarilla / en el infierno de las bananeras, / los que lloraron borrachos por el himno nacional / bajo el ciclón del Pacífico o la nieva del norte, / los arrimados, los mendigos, los marihuaneros, / los guanacos hijos de la gran puta, / los que apenitas pudieron regresar, / los que tuvieron un poco más de suerte, / los eternos indocumentados, / los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo, / los primeros en sacar el cuchillo, / los tristes más tristes del mundo, / mis compatriotas, / mis hermanos.
domingo, agosto 24, 2008
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