Lejos se alargan las hectáreas dulces / hasta doblar el horizonte, / y nada.
Una zafra de néctares ajenos, / el cuchillo me inscribe / entre las cañas.
Voy recordando y voy muriendo.
Fue después de la huelga. / Y cuándo alguna vez alguna huelga / nutrió las rancias hambres padecidas, / resucitó la muerte / apresurada. / Y les dije, con el dolor total / con que me puse / a querer, / cuando quise, que estaba a punto / de parir de nuevo, / que mis hijos, / pancitas tamboreadas, / que mi hombre sudor, y cal ardida, / que yo misma, la sombra de una estaca. / Que era el pan nuestro de cada día / el hambre, y el hambre el techo, / y el hambre / nuestra almohada.
Voy recordando, y me voy muriendo
Fue después de la huelga. / Y cuándo alguna vez alguna huelga / curó la tos de noches sin orillas, / y enderezó los huesos ya vencidos, / y devolvió la luz, el cielo, el aire, / y la risa y el juego, / el sol de infancia.
Voy recordando y me voy muriendo.
Desde la cara pobre de mi patria, / con el coraje hembruno de ser madre, / corté lonjas de mí misma / y les dije, / dije, dije, y les dije, dije / y dije... / Hostil el viento también, / también el viento, / arrastró mi grito del cabello y puso / en su grupa mi voz / hacia la nada.
Voy recordando y me voy muriendo
desde la cara pobre / de mi patria.
Una zafra de néctares ajenos, / el cuchillo me inscribe / entre las cañas.
Voy recordando y voy muriendo.
Fue después de la huelga. / Y cuándo alguna vez alguna huelga / nutrió las rancias hambres padecidas, / resucitó la muerte / apresurada. / Y les dije, con el dolor total / con que me puse / a querer, / cuando quise, que estaba a punto / de parir de nuevo, / que mis hijos, / pancitas tamboreadas, / que mi hombre sudor, y cal ardida, / que yo misma, la sombra de una estaca. / Que era el pan nuestro de cada día / el hambre, y el hambre el techo, / y el hambre / nuestra almohada.
Voy recordando, y me voy muriendo
Fue después de la huelga. / Y cuándo alguna vez alguna huelga / curó la tos de noches sin orillas, / y enderezó los huesos ya vencidos, / y devolvió la luz, el cielo, el aire, / y la risa y el juego, / el sol de infancia.
Voy recordando y me voy muriendo.
Desde la cara pobre de mi patria, / con el coraje hembruno de ser madre, / corté lonjas de mí misma / y les dije, / dije, dije, y les dije, dije / y dije... / Hostil el viento también, / también el viento, / arrastró mi grito del cabello y puso / en su grupa mi voz / hacia la nada.
Voy recordando y me voy muriendo
desde la cara pobre / de mi patria.
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