Ella pone la radio a todo volumen cuando intento escribir, / cuando quiero dormir / ella baila en el piso de arriba. / Baja las escaleras con fuerte zapateo, / sus hijos lloran, / sus perros ladran. / Todo el santo día hay personas que tocan a mi puerta / y por toda disculpa dicen: me equivoqué de puerta. / Ahora sube las escaleras corriendo, da un portazo en su cuarto y discute a los gritos. / Sus hijos ladran, / sus perros lloran. / Con ella el vecindario es mucho más que una riña de gallos en el techo, / mucho peor que una explosión adentro de la almohada. / Un día respiré profundo, subí las escaleras, / me atendió un hombre que estaba agonizando. / Dije tímidamente, me equivoqué de puerta, / mis hijos lloran, / mis perros ladran. / Ella tiene la radio a todo volumen cuando intento escribir, / cuando quiero dormir / ella baila en el piso de arriba.
Hace años que mi único deseo es cruzarme con ella en la escalera. / Y decirle a la cara: ¡me voy! / Y rociarla con nafta. / Y apagar mi cigarro en su vestido rojo.
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