miércoles, noviembre 23, 2005

A Quién hay que Matar? - Joaquín Sabina

A menudo lo noble no es lo bello / ni el camello peor el más barato, / calizas son las manos de pilato, / de ceniza el tumor de tu cabello. / El caballero la prefiere tonta, / las mademoiselles nos quieren poderosos, / así que, monta tanto - tanto monta, / hombre y mujer... que atajo de tramposos.
¿Golfa, hermosa, ilustrada, casadera? / ¿a quien hay que matar? no lo permita / la ermita de las pecas del pecado.
Mejor hacerse fraile o tortillera /que encoñarse con una serranita / que te devora sin probar bocado.

martes, noviembre 22, 2005

Balada del Boludo - Isidoro Blaistein

Por mirar el otoño Perdía el tren del verano / usaba el corazón en la corbata / se subía a una nube, / cuando todos bajaban.
Su madre le decía:
no mires las estrellas para abajo / no mires la lluvia desde arriba / no camines las calles con la cara, / no ensucies la camisa; / no lleves tu corazón bajo la lluvia, / que se moja / no des la espalda al llanto / no vayas vestido de ventana / no compres ningún tílburi en desuso.
Mirá tu primo el recto que duerme por las noches.
Mirá tu primo el justo que almuerza y se sonrie.
Mirá tu primo el probo puso un banco en el cielo, / tu cuñado el astuto que ahora alquila la lluvia / tu otro primo el sagaz que es gerente en la luna.
Tienes razón, / mamá, / dijo el boludo, / y se bebió una rosa.
No seré más boludo,/ y se bajó del viento
Seré astuto y zahorí. / y dio vuelta una estrella para abajo.
Y se metió en el subte / y quedaron las gaviotas.
Entonces vinieron los parientes ricos y le dijeron:
Eres pobre, pero ningún boludo.
Y el boludo fue ningún boludo, / y quemaba en las plazas las hojas que molestan en otoño
Y llegó fin de mes cobró su primer sueldo / y se compró cinco minutos de boludo
Entonces vinieron las fuerzas vivas y le dijeron:
Has vuelto a ser boludo / Boludo seguirás siendo el mismo boludo de siempre
Debes dejar de ser boludo Boludo
Y, / medio boludo, / con esos cinco minutos de boludo dudaba entre ser ningún boludo
o seguir siendo boludo para siempre.
Dudaba como un boludo.
Y subió las escaleras para abajo / hizo un hoyo en la tierra / miraba las estrellas.
La gente le pisaba la cabeza / le gritaba, / boludo.
Y él seguía mirando a través de los zapatos / como un boludo.
Entonces vino un alegre y le dijo: / boludo alegre.
Vino un pobre y le dijo: / Pobre boludo.
Vino un triste y le dijo: / Triste boludo.
Vino un pastor protestante y le dijo: / Reverendo boludo.
Vino un cura catolico y le dijo: / Sacrosanto boludo.
Vino un rabino judío y le dijo: / Judío boludo.
Vino su madre y le dijo: / hijo, / no seas boludo.
Vino una mujer de ojos azules y le dijo: / Te quiero.