sábado, noviembre 21, 2020

Viento sur - María Elena Walsh

No hay túnel que dure cien años, mi vida.
Mirá como se arruga la tiniebla,
la procesión de pálidas se desbarranca,
los funcionarios inauguran ruinas.
Y vos y yo fundamos aires buenos.

Dónde estará la plata de mi río,
sólo barro y olitas de minué.
En los camalotes cantan las sirenas,
pero Ulises camionero no las oye,
sólo escucha la radio.

Llueve liquen en los decrépitos televisores,
buenas noches a todos, mariposas y difuntos.
Transmiten en cadena las cadenas.

El cemento se cansa de ser cobija de la Pampa.
Por los baches asoma la luz mala,
resucitan cardos y maíces,
abran paso a las luciérnagas curiosas que verán.

Viento sur, olor a transparencia,
silbo de la calandria,
madrecita cantora del primer rayo de la aurora.

La sopa de los pobres llega al centro,
y su vapor al reino de los cielos.

Ventolina que barre tormentas,
lavadero del alma, nos deja serenitos,
reciclando la pena en vasto amor.
Silbo de la calandria y vidalita de la esperanza.

Darle cuerda al amanecer, empujar un poco al Sol,
al buen día meterlo en casa.
Silba la calandria y nos sorprende en vela,
amuchados, con ganas de seguir.

Estación claridad, vamos llegando.

sábado, noviembre 14, 2020

Papel en blanco - Mario Benedetti

Miré el papel en blanco / yo tenía
palabras y palabras y palabras
pero ninguna de ellas me servía

probé con vendaval arroyo tedio
vislumbre maderamen injusticia
besos de lengua árbol hemorragia
memoria cueva patriarcado hambruna
palabras que otras veces me sirvieron
para encender el fuego o apagarlo

tuve que descansar de tanta búsqueda
la mente en blanco y el papel sin nada
afuera muy afuera sonó un piano
y después un violín que maravilla

sentí en el corazón una punzada
y era un dolor dulcísimo / una pascua
algo estaba cambiando en lo imposible
desde el lacónico papel en blanco
una palabra
vida
me miraba.

viernes, noviembre 06, 2020

Mi madre me contó - Piotr Matywiecki

mi madre me contó
que cuando me trajo al mundo
en 1943
en un hospital del lado ario
sólo tenía miedo de una cosa:
de que el dolor le hiciera perder el control
y empezara a gritar
en yidish
quizá por eso nunca
oí que mi madre
dijera nada interesante
excepto esta historia

domingo, octubre 11, 2020

Canción del levantado - Enrique Falcón

No adoptes nunca el nombre que te dé la policía
No acerques tu caricia a la piel del invasor
No comas de su trigo, no bebas más su leche
No dejes que tu alberca la vuelvan lodazal

No esperes casi nada de su magistratura
No reces en su lengua, no bailes con sus ropas
No pierdas nunca el agua que duerme a los guardianes
Ni alojes en su boca la sal de tu estupor

No guardes en el sótano más bombas incendiarias
No firmes con tu letra los presagios del poder
No tiendas más cadáveres en la comisaría
No esperes nunca nada de la voz del ataúd

No entregues tu camisa a ninguno de sus bancos
Ni viertas en tu vientre el pozal de una bandera

No lleves a tu amigo a los pies del impostor

No dejes que su lengua fructifique tras tu casa

No permitas a tus hijos,
nunca dejes a tus hijos
esconderse en su jardín.

sábado, agosto 15, 2020

Desafío - Mahmud Darwich

Átenme
prohíbanme los libros
los cigarros
obstruyan mi boca con arena
la poesía es sangre
el agua de los ojos
se imprime con las uñas
las órbitas
las cuchillas
La clamaré en la cárcel
en el baño
en la cantera
bajo el látigo
la violencia de las cadenas
Un millón de pájaros
sobre las ramas de mi corazón
inventan el himno combatiente.

viernes, julio 17, 2020

Ella - Juano Villafañe

Ella podía enamorarse a las tres de la tarde
salir con su blusa al mundo
o mirarse al espejo.
Ella era esbelta
difícilmente esbelta
más próxima al amor que a los objetos.

Ella podía abandonar el dolor
salir una mañana
terminar agotada
y agotarme.

Ella podía darse vuelta sobre sí
abrir la puerta
contemplarme.

Por eso es preciso beber, olvidar, dormirme,
alcanzar de nuevo este silencio.

domingo, mayo 24, 2020

4 - Eduardo Vardé

Mañana llevaré toda mi ropa 
a la lavandería:
las medias, el bóxer,
la tanga que olvidaste,
mi piel.

Y leeré a Eagletón
mientras espere
que el tiempo redondee
esta desnudez.

Haré mis últimos "no, no"
al compás del lavarropas
como si fueran versos
de baja espuma.

Me vestiré de mí 
con otro perfume
y, como el día de tu adiós,
saldré por adelante,
pero con otra elegancia.

martes, mayo 12, 2020

3 - Orlando Van Bredam

Dice mi madre que mi padre era
la fiesta rubia y los ojos cálidos.
Su cara era una patria de sonrisas,
una avenida de banderas altas.

No conoció otro rumbo que el trabajo
y tiene aún las manos escarchadas
de sostener un sulky en la tormenta,
de avanzar entre arboledas flacas
desafiando las agujas del invierno.
Era rural y extenso como un viento
precipitado y calmo, dulce y fuerte.
Había heredado ecos de aquel Flandes
(su abuela Margaret, su abuelo Edmundo)
apenas la sustancia y la torpeza
de aquellos campesinos ingeniosos,
un rastro de otras luchas y otra gente,
monedas del exilio, alcancía
donde la especie guarda lo que siembra.
A veces, 
con mi madre
recordamos
la decidida fuerza de mi padre, 
su otoño arrepentido entre las cejas,
la levedad del grito, la osadía, 
su corazón tan ancho, tan logrado, 
que un día no fue más su corazón, 
se disolvió en la lluvia
y se extendió en azúcar generoso,
reapareció en la frente de algún hijo, 
bailó su vals, fugaz y divertido
y se sentó codo a codo a nuestra mesa


jueves, abril 30, 2020

Bizancio - Ray Bradbury

Yo no vengo de Bizancio
sino de un tiempo y un lugar distintos
cuya sencilla raza era franca y probada;
de niño
me dejé caer en Illinois.
Nombre sin amor ni gracia
era Waukegan; de allí vengo y no, buenos amigos, de Bizancio.
Y mirando atrás, con todo, veo,
desde lo alto del árbol más lejano,
una tierra que brilla,
tan azul y tan amada
como la más cierta que Yeats pudo haber soñado.
Así crecimos con la muerte mítica
acercando la cuchara a nuestro pan
para derramar mermelada de dioses
sobre la umbría manteca pretendiendo,
así era el cielo aquel,
que tocábamos los muslos de Venus...
Mientras en el porche, sereno,
sabia la voz, oro puro la mirada,
mi abuelo, verdadero mito,
superaba las concepciones de Platón,
mientras la abuela en su hamaca
remendaba la enredada manga del cuidado
y tejía raras, relucientes nieves de crochet
que refrescaban la noche de verano.
Y los tíos, juntos todos en humo,
disfrazaban de chistes su sabiduría,
Y las tías, sabias como vírgenes de Delfos,
dispensaban limonadas proféticas
a niños que se hincaban como acólitos
en un porche griego en noches de verano;
luego se iban a la cama, donde se arrepentían
de las maldades de los inocentes;
como zumbido de mosquitos, los pecados
les hablaban, noche a noche y año a año,
no de Waukegan o de lllinois
sino de un sol y un cielo más risueños.
Cierto que nuestro destino era mediocre
y la Mayor no tan brillante como la de Yeats;
pero nos conocíamos muy bien. ¿El resultado?
Bizancio.
Bizancio.

martes, abril 21, 2020

Nací para poeta o para muerto - Gloria Fuertes

Nací para poeta o para muerto,
escogí lo difícil
—supervivo de todos los naufragios—,
y sigo con mis versos,
vivita y coleando.

Nací para puta o payaso,
escogí lo difícil
—hacer reír a los clientes desahuciados—,
y sigo con mis trucos,
sacando una paloma del refajo.

Nací para nada o soldado,
y escogí lo difícil
—no ser apenas nada en el tablado—,
y sigo entre fusiles y pistolas
sin mancharme las manos.

sábado, enero 25, 2020

Verano del 65 - Gustavo Borga

Tengo cinco años

Me estoy bañando
en una pileta de lona
que me regaló
el niñito dios

Mi madre me dice
Gustavo salí que es tarde

Me lo repite tres veces

Yo me quedo jugando
en el agua

Se sienta en una silla
a diez metros

y espera

Cuando salgo
me da una gran paliza

Tendría que haberme
quedado en el agua

Toda mi vida dentro
de una pelopincho

Hubiera sido hermoso