sábado, abril 02, 2022

Ítaka - Constantino Cavafis

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo 
y lleno de aventuras 
y lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones 
ni a los cíclopes 
ni al colérico Poseidón,
seres como esos jamás hallarás en tu camino 
si tu pensar es elevado, 
si selecta es la emoción 
que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Pide que el camino sea largo, 
que muchas sean las mañanas de verano 
en que llegues a puertos nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia 
y hazte con hermosas mercancías,
trae nácar y coral, 
ámbar y ébano 
y toda suerte de perfumes sensuales.
trae cuantos más perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias 
a aprender de sus sabios.
Pero ten siempre a Ítaca en tu mente: 
llegar allí es tu destino.
Pero no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años 
y atracar ya viejo en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje…
Sin ella no habrías 
emprendido el camino, 
pero ya no tiene nada que darte.
Aunque la halles pobre, 
Ítaca no te ha engañado.
Así de sabio como te has vuelto 
y con tanta experiencia 
entenderás por fin 
lo qué significan las Ítacas.

sábado, marzo 26, 2022

Trabajo de pintor - Emilio del Guercio

Si vieras como te extraño
junto a las cartas que mandabas
desde allá
En el trabajo, que me sonríe
y que me aplasta,
se me hace mate la esperanza
y, sin embargo,
noche a noche estoy aquí.

Te escribo para pedirte
Que un día de estos 
te me vengas para acá
En Buenos Aires todo me duele
hasta el amor
Todo es trabajo de pintor
Y en la pintada está 
mi rabia por venir.

Yo sé que el tiempo que
pase me cambiará
Pero todo lo que fui 
siempre vuelve a dar en mi
y a golpearme en esta sola soledad
como el hacha da en el árbol,
como el agua da en el mar.

Si viera toda mi vida,
si acaso hablara 
como el viento te habla a vos,
tal vez sería una mañana en ese río
un rumor suave del verano,
y, sin embargo, noche a noche estoy aquí.

Yo sé que el tiempo que
pase me cambiará
Pero todo lo que fui 
siempre vuelve a dar en mi
y a golpearme en esta sola soledad
como el hacha da en el árbol,
como el agua da en el mar.

sábado, marzo 05, 2022

Trova azul - Alejandro Filio

Despertaste y se hizo la mañana
y después, con tu luz, llegó otro día
que acompañó esta voz por la ventana,
cadente en el color, mi melodía.

Así te diste vuelta y tu sonrisa
me explicó que un lucero se quedaba
para volar los dos sobre tu cama,
para decir adiós lo que dolía.

¡Ay!, mujer te traigo flores
más que aún la primavera.
Deja que te cante mis amores
y déjame adornar tu cabecera.

Con el color azul que da la trova
pintaré esta canción, Susana mía.
A toda la distancia que nos roba
la volveré impecable cercanía.

para que en un abrazo a sol completo
te derrames, oh, gota de rocío.
El hombre que soy yo, el imperfecto,
te abraza y te protege de otro frío.

¡Ay!, mujer te traigo flores
más que aún la primavera.
Deja que te cante mis amores
y déjame adornar tu cabecera.
Tu cabecera.

El Milagro - Guillermo Pilía

Contaba mi padre que mi abuelo tenía un ojo que siempre le lloraba, 
producto de un golpe brutal que le dio mi bisabuelo. 
Tendría entre ocho y diez años entonces y con esa marca vivió hasta los setenta. 
Nunca supe qué falta nimia le acarreó un castigo 
tan dilatado en la distancia y el recuerdo: 
ese ojo lisiado que no obstante no logró hacerlo cruel ni resentido.
Cuando hoy mi vista llora de cansancio, como esta mañana que tanto 
se parece a aquellas en que escuchaba de niño la historia de mi abuelo, 
pienso en el milagro de mi padre que no sufrió la misma suerte, 
de mis ojos sanos y de los ojos más sanos aún de mi hijo; 
en el milagro que esa infancia dolorosa de mi abuelo 
se haya quedado allá en su isla y solamente 
trajera aquí, sin odio, un ojo humedecido que hoy 
bien podría estar llorando por piedad.

Crónicas de la soledad - Mario Carrero



En 1950, Uruguay ganó el mundial de fútbol ante Brasil, por 2 a 1, en el mítico «maracanazo». Mario Carrero (de Larbanois & Carrero) le dedicó este poema-canción a su amigo Alcides Ghiggia, delantero de aquella selección y autor del segundo gol —el del triunfo— en aquella final. Mucho se ha dicho y escrito sobre ese partido. Algunas frases quedaron en la historia. Por ejemplo, el Negro Jefe, Obdulio Varela, les dijo a los suyos después del empate de Uruguay, 1 a 1: «Los de afuera son de palo. Vamo'arriba la celeste»; o la del propio Ghiggia, después de que la pelota entrara por el hueco que el arquero Barbosa le dejara junto al palo, marcando el gol del triunfo, cuando su compañero, Oscar Míguez, le reprocha que no le diera el pase, siendo que él entraba solo por el medio y Alcides contestó: «Dejala ahí, que ahí está bien».

Hasta aquel escenario desbordante,
bajo una verde y amarela bacanal,
con un sueño de canuto en los botines,
llegaron solos.

Como un vestuario después de una derrota,
como ese gol aguardentoso de Solé,
de pie frente a la turba vocinglera,
se hallaron solos.

«Todo Brasil tiene la fiesta preparada».
«Somos Gardel si no nos hacen más de tres».
«Ya están cumplidos, tranquilidad muchachos».
Y los dejaron solos otra vez…
 
Retumba fuerte «los de afuera son de palo»,
los condenados se resisten a perder.
Paren el mundo, se cayó la estantería
cuando Barbosa vuelve al fondo de la red.

Vayan pelando las chauchas,
vayan pelando las chauchas,
aunque les cueste trabajo.
Donde juega la celeste,
donde juega la celeste,
todo el mundo boca abajo.

Mientras el sueño brasilero se derrumba
y el tesorero se borró sin saludar,
una colecta dando vuelta los bolsillos
y arrancan solos pa’la pieza a festejar.

Hasta en la gloria los de afuera son de palo,
aunque la historia se desplome ante sus pies,
si al fin y al cabo nunca somos locatarios,
«Dejala ahí, que ahí está bien».
Todo Brasil tenía la fiesta preparada,
y a pura garra y corazón fueron Gardel
Fueron la hazaña, la anécdota, el milagro,
como aquel grito solitario de Solé.

Cuando la vida los perchó de los estadios,
ya no hubo foto, ni entrevista, ni equipier.
La fama en off side se les va en un pique largo
y hasta el recuerdo se hace el gil para no ver.
 
Ya en los descuentos hasta el último silbato
tendrán que andar remando solos otra vez.
Parar la olla les exige otro milagro.
Y los dejaron solos otra vez.
Y se quedaron solos otra vez.
Y la pelearon solos otra vez.
Quedaron solos.
Quedaron solos.

¡Uruguayos campeones de América y del mundo!