domingo, mayo 24, 2009

Amor de frutas - Gioconda Belli

Déjame que esparza / manzanas en tu sexo /néctares de mango / carne de fresas; 

Tu cuerpo son todas las frutas.

Te abrazo y corren las mandarinas; / te beso y todas las uvas sueltan / el vino oculto de su corazón / sobre mi boca. / Mi lengua siente en tus brazos / el zumo dulce de las naranjas / y en tus piernas el promegranate / esconde sus semillas incitantes.

Déjame que coseche los frutos de agua / que sudan en tus poros:

Mi hombre de limones y duraznos, / dame a beber fuentes de melocotones y bananos / racimos de cerezas.

Tu cuerpo es el paraíso perdido / del que nunca jamás ningún Dios / podrá expulsarme.

Non omnis moriar - Manuel Gutierrez Nájera

¡No moriré del todo, amiga mía! / De mi ondulante espíritu disperso, / algo en la urna diáfana del verso, / piadosa guardará la poesía.

¡No moriré del todo! Cuando herido / caiga a los golpes del dolor humano, / ligera tú, del campo entenebrido / levantarás al moribundo hermano.

Tal vez para entonces por la boca inerme / que muda aspira la infinita calma, / oigas la voz de todo lo que duerme / con los ojos abiertos de mi alma.

Hondos recuerdos de fugaces días, / ternezas tristes que suspiran solas; / pálidas, enfermizas alegrías / sollozando al compás de las violas...

Todo lo que medroso oculta el hombre / se escapará vibrante, del poeta, / en áureo ritmo de oración secreta / que invoque en cada cláusula tu nombre.

Y acaso adviertas que de modo extraño / suenan mis versos en tu oído atento, / y en el cristal, que con mi soplo empaño, / mires aparecer mi pensamiento.

Al ver entonces lo que yo soñaba, / dirás de mi errabunda poesía: / era triste, vulgar lo que cantaba... / mas, ¡qué canción tan bella la que oía!

Y porque alzo en tu recuerdo notas / del coro universal, vívido y almo; / y porque brillan lágrimas ignotas / en el amargo cáliz de mi salmo;

porque existe la Santa Poesía / y en ella irradias tú, mientras disperso / átomo de mi ser esconda el verso, / ¡no moriré del todo, amiga mía!