"El ángel de la bicicleta" cuenta la historia de Claudio "Pocho" Lepratti. Claudio tenía 35 años y vivía en el barrio Ludueña, (ciudad de Rosario, Argentina) sirviendo a la gente como integrante de la comunidad salesiana. Trabajaba en una escuelita de bajos recursos, colaborando con un comedor infantil. Se movilizaba en su bicicleta y siempre estaba dispuesto a ayudar a su prójimo. Según cuenta el padre Nestor Gastaldi: "Pocho era un pacífico, comprometido con el barrio. El sueldo que sacaba en la escuela lo ponía a disponibilidad de la gente de la villa que lo necesitaba".
En diciembre del 2001, en medio de la aguda crisis sociopolítica que vivía la Argentina, fue asesinado de un balazo en la garganta, mientras le pedía a la policía que no disparase contra el comedor donde él colaboraba, ya que adentro había chicos comiendo. Después de aquel asesinato, por las calles de Rosario aparecieron graffitis en los que se ve una bicicleta alada, recordando a Claudio.
León Gieco le puso música, y, como canción, esta en su "Por favor, perdón y gracias"
León Gieco le puso música, y, como canción, esta en su "Por favor, perdón y gracias"
Cambiamos ojos / por cielo. / Sus palabras tan dulces, tan claras / cambiamos por truenos. /Sacamos cuerpo, / pusimos alas. / Y ahora vemos una bicicleta alada que viaja / por las esquinas del barrio, / por calles, / por las paredes de baños / y cárceles.
¡Bajen las armas / que aquí solo hay pibes comiendo!
Cambiamos fe / por lágrimas. / Con qué libro se educó esta bestia / con saña y sin alma? /Dejamos ir / a un ángel, / y nos queda esta mierda que nos mata sin importarle / de dónde venimos, / qué hacemos, / qué pensamos, / si somos obreros, curas / o médicos
¡Bajen las armas / que aquí solo hay pibes comiendo!
Cambiamos buenas / por malas. / Y al ángel de la bicicleta / lo hicimos de lata. / Felicidad por llanto. / Ni la vida ni la muerte se rinden / con sus cunas y sus cruces. / Voy a cubrir / tu lucha / más que con flores. / Voy a cuidar / de tu bondad / más que con plegarias.
¡Bajen las armas / que aquí solo hay pibes comiendo!
¡Bajen las armas / que aquí solo hay pibes comiendo!
Cambiamos fe / por lágrimas. / Con qué libro se educó esta bestia / con saña y sin alma? /Dejamos ir / a un ángel, / y nos queda esta mierda que nos mata sin importarle / de dónde venimos, / qué hacemos, / qué pensamos, / si somos obreros, curas / o médicos
¡Bajen las armas / que aquí solo hay pibes comiendo!
Cambiamos buenas / por malas. / Y al ángel de la bicicleta / lo hicimos de lata. / Felicidad por llanto. / Ni la vida ni la muerte se rinden / con sus cunas y sus cruces. / Voy a cubrir / tu lucha / más que con flores. / Voy a cuidar / de tu bondad / más que con plegarias.
¡Bajen las armas / que aquí solo hay pibes comiendo!
2 comentarios:
Hola!
Desde Berlin quería darte las gracias por tu poemario.
Tan necesaria!
Trece veces por minuto.
Muchas gracias.
Gracias!!
No es una poesía gota a gota pensada / no es un bello producto, no es un fruto perfecto, / es lo más necesario, lo que no tiene nombre, / son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
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