sábado, octubre 14, 2017

Cueca de la palabra muerte- Rogelio Ramos Signes

Yo era el que hacía los paquetes.
Yo era el que (cuando la canción decía
“suelta el remo y ven a mis brazos”)
gritaba “que te quiero degollar”.
Yo era un argentinito típico
disfrazado de charro en las fiestas escolares
/ un mocolillo
/ un matuasto (zum zum) en medio de la siesta.
Yo era el que entraba al baño de las niñas
preguntando “¿Quién vive?”
/ el inspector González
/ el inglés de los güesos.
Yo era César El Capitán Sin Miedo (pero con miedo)
/ el primer Emotivo Anónimo de esta sociedad de consumo
/ el niño Bidú / el último de los Vargas.
En las noches de luna intensa
todavía
suelo armar paquetes que nada contienen
mientras esa gata en celo corre sobre los techos.
El olor profundo de la Hierba Luisa
penetra en mi almohada
como la palabra “muerte”
(como la palabra “fogueira”)
en un romance gótico
donde la doncella languidece y desmaya.
Por lo demás (depresivo y errático)
sigo siendo un argentino típico,
un español sin mezcla / sin calma
custodiando la fuente
donde la muchacha ciega y el monstruo conversan.

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