domingo, julio 10, 2005

Pequeña confesión - Jorge Teillier

En memoria de Sergei Esenin

Sí, es cierto, gasté mis codos en todos los mesones. / Me amaron las doncellas y preferí a las putas. / Tal vez nunca debiera haber dejado / El país de techos de zinc y cercos de madera.

En medio del camino de la vida / Vago por las afueras del pueblo / Y ni siquiera aquí se oyen las carretas / Cuya música he amado desde niño.

Desperté con ganas de hacer un testamento / -ese deseo que le viene a todo el mundo- / Pero preferí mirar una pistola / La única amiga que no nos abandona.

Todo lo que se diga de mí es verdadero / Y la verdad es que no me importa mucho. / Me importa soñar con caminos de barro / Y gastar mis codos en todos los mesones.

"Es mejor morir de vino que de tedio" / Sin pensar que pueda haber nuevas cosechas. / Da lo mismo que las amadas vayan de mano en mano / Cuando se gastan los codos en todos los mesones.

Tal vez nunca debí salir del pueblo / Donde cualquiera puede ser mi amigo. / Donde crecen mis iniciales grabadas / En el árbol de la tumba de mi hermana.

El aire de la mañana es siempre nuevo / Y lo saludo como a un viejo conocido, / Pero aunque sea un boxeador golpeado / Voy a dar mis últimas peleas.

Y con el orgullo de siempre / Digo que las amadas pueden ir de mano en mano / Pues siempre fue mío el primer vino que ofrecieron / Y yo gasto mis codos en todos los mesones.

Como de costumbre volveré a la ciudad / Escuchando un perdido rechinar de carretas / Y soñaré techos de zinc y cercos de madera / Mientras gasto mis codos en todos los mesones.

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