domingo, octubre 01, 2006

Junio - Jorge Fandermole

A Darío Santillán y Maximiliano Kosteki in memoriam.
A todos los que nos dignifican con su lucha.
Lo que va a pasar hoy pasó hace tanto / me desperté diciendo esta mañana, / no vi las predicciones del espanto / que le arrancaba al sueño mi palabra. / En este invierno que pega tan duro / está lejos tu boca que me ama / y se me desdibuja en el futuro, / y junio me arde rojo aquí en la espalda. / En este invierno atroz no hay escenario / más duro que esta calle de llovizna; / cada uno sigue en ella su calvario / pero la cruz de todos es la misma.
Salí con las razones de la fiebre / y una tristeza absurda como el hambre, / y cuando en el corazón la sangre hierve / es de esperar que se derrame sangre. / Me llamo con el nombre que me dieron, / el que tomó la crónica del día; / soy uno de los dos que ya partieron, / los dos en un montón que resistían.
Hermano en la delgada línea roja / que te me fuiste dos minutos antes / con la indiscreta muerte que en tu boca / entraba en cada casa con tu imagen. / Yo estaba junto a vos sobre tu grito / besándote feroz la indigna muerte / mientras te ibas volando al infinito / fulgor de la mañana indiferente...
Yo sé que el corazón que está latiendo / en cada uno es una senda pedregosa, / cuando en el suelo sucio me estoy yendo, / ajeno y solo de todas las cosas. / Si yo salí por mí y salí por todos / cómo es que ahora no hay nadie aquí a mi lado / que me retenga la luz en los ojos, / que contenga este río colorado.
El corazón del hombre es una senda / más áspera que la piedra desnuda; / mi extenso corazón es una ofrenda / que pierde sangre en esta calle cruda. / Yo tengo un nombre rojo de piquetey un apellido muerto de veinte años, / y encima las miradas insolentes / de los perros oscuros del cadalso.
Yo no llevaba un arma entre las manos / sino en el franco pecho dolorido, / y el pecho es lo que me vieron armado / y en el corazón todos los peligros. / La mano que me mata no me llega / ni al límite más bajo de mi hombría / aunque me arrastren rojo en las veredas / con una flor abierta a sangre fría.
Hoy necesito un canto piquetero / que me devuelva la voz silenciada, / que me abra por la noche algún sendero / pa' que vuelva mi vida enamorada...

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