Cuando ya nada se espera personalmente exaltante, / más se palpita y se sigue más acá de la conciencia, / fieramente existiendo, ciegamente afirmando, / como un pulso que golpea las tinieblas, / que golpea las tinieblas.
Poesía para el pobre, poesía necesaria / como el pan de cada día, / como el aire que / exigimos trece veces por minuto, / para ser y en tanto somos, dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan / decir que somos quien somos, / nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. / Estamos tocando el fondo, estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo / cultural por los neutrales / que, lavándose las manos, se desentiendes y evaden. / Maldigo la poesía de quien no toma partido, / partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mi a cuantos sufren, / y canto respirando. / Canto y canto y cantando más allá de mis penas, / de mis penas personales, me ensancho, me ensancho.
No es una poesía gota a gota pensada / no es un bello producto, no es un fruto perfecto, / es lo más necesario, lo que no tiene nombre, / son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
Porque vivimos a golpes, porque apenas sí nos dejan / decir que somos quien somos, / nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno, / estamos tocando el fondo, seguimos tocando el fondo.
2 comentarios:
este poema no es de Rafael Alberti, es de Gabriel Celaya.
Te felicito por este enorme trabajo, está muy bueno todo este espacio
Gracias por tu corrección!
Publicar un comentario