domingo, mayo 01, 2005

Juan López y John Ward - Jorge Luis Borges

Les tocó en suerte una época extraña. / El palneta había sido parcelado en diversos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heróico, de antiguas o recientes tradiciones, de derchos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos, de símbolos. / Esta arbitraria división era favorable a las guerras, / López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil. Ward en las afueras de la ciudad que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer El Quijote. / El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en un aula de la calle Viamonte. / Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez, cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno Abel. / Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen. / El hecho al que me refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.

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